Parafraseando a
Cispal, en tierra de infieles. Pero yo voy a hablar de otro tipo de infieles.
De las incomodidades derivadas de estar en Riyadh hay algunas que afectan gravemente a las relaciones personales. Aquí el chollo es estar soltero (no os podeis ni imaginar de que manera, follas el doble y cobras el triple, o follas el triple y cobras el doble, los hay para todos los gustos, incluso los que cobran el cuádruple y de lo otro ni lo catan), en su defecto estar casado y vivir con tu pareja. Lo jodido es venir sólo y estar comprometido.
Uno de los secretos para no volverse loco aquí es cultivar en la medida que sea posible las relaciones sociales, porque el ser humano occidental necesita relacionarse, así nos han educado y así sabemos vivir, aunque sea para tirarnos los trastos a la cabeza los unos a los otros.
Esas relaciones lo que hacen es llenar los vacíos provocados por las personas que has dejado atrás; familia amigos, compañeros. Pero también hay otros vacíos, los que mas duelen y que no puedes llenar.
El problema surge porque las relaciones humanas no son operaciones matemáticas y su alcance se puede expandir peligrosamente y establecer los límites y fronteras de esas relaciones se hace muy jodido.
Viéndolo desde fuera el asunto es muy sencillo, porque por desgracia ya lo he vivido , y siempre piensas, o mejor, no concibes que si alguien quiere o ama a una persona pueda cometer semejante traición. Bueno, para algunos no es una traición, pero eso depende de como entienda cada uno sus propias relaciones.
Desde dentro la perspectiva cambia brutalmente, de alguna forma lo entiendes y lo aceptas como algo normal y de cierta manera inevitable. Incluso para alguien que tiene las ideas suficientemente claras en ese aspecto, le resulta complicado, sobre todo cuando te rodea una panda de frikis cabrones que te incitan a cruzar la línea, con toda su buena intención pero empujándote al borde. Si he conseguido estar todos estos años aguantando las palizas dialécticas incitándome a beber alcohol y he podido torearlas con gran arte estos mihuras no me van a acorralar en este asunto.
Ayer tuve un momento complicado, pensar en la sola idea de que puedes fracasar, de que puedes caer en la tentación ya duele. Te crea un vacío interior que te seca el ánimo, nunca antes me había sentido así.
Cuando te falta algo siempre lo valoras mas, así que mirando el asunto positivamente, cada día tengo las cosas mas claras.
Esto es lo que he elegido y es lo que siento, por lo que he apostado, y no me arrepiento. Yo juego a ganar y no apuesto cuando sé que no tengo posibilidad real de ganar. Y esta partida no la pienso perder.
Bueno, cada uno llora de lo suyo, de lo los demás ya lloraran ellos.