Superando el sillon ball
Como era de prever hemos sucumbido al ejercicio sin moverse de casa, a la pachorra absoluta y a hacer de oro a estos japoneses.
En fin, no creo que nos deje como sílfides pero si con alguna que otra agujeta, o no. Todo dependerá del tiempo que tardemos en encontrar los truquillos para obtener el máximo resultado con el mismo esfuerzo, que para eso somos apañoles.
De momento la asquerosa de la máquina ya me ha dicho que me puedo sentir generoso y repartir kilos por ahí, como el calvo de Navidad.
¿Y como tengo la jodida báscula antes de que la distribuyan? Pues no sé, cosas de las tiendas de electrónica... ;P