Panda de inútiles.
Durante el verano cambiaron la contrata que llevaba el restaurante en el compaund. Por lo visto no les salía rentable y tenían muchas quejas de los Libanetas del compound (mucha atención que digo libanetas y no libaneses). Así que cambiaron de contrata. En su lugar trajeron a una panda de desdichados. Y la comida cambió a peor, eso si, ahora es más árabe por lo que los libanetas ya se pueden poner gordazos a comer humus y todas esas patrañas. Para colmo los inútiles de los camareros no tienen ni idea de inglés con lo que pedirles algo y que te entiendan es toda una aventura.
No me enfadé el otro día cuando pedí una tortilla al gusto (según ponía el menú) y les pedí que me hicieran una con patatas y cebolla. No me enfadé porque sabía que serían incapaces de hacer una tortilla, como así resultó ser; un revuelto de cebolla y patatas fritas.
No me enfadé el otro día cuando en una especie de buffet que montaron en la piscina eran incapaces de decirle al Yamil si las bebidas nos las cobraban en el momento o después, ni cuando los cocinillas, porque no llegan ni a cocineros se les saltaban los ojos y atendían directamente a unas rubias de bote con cuerpo escombro pero muy pintadas saltándose la cola.
Pues hoy me he cabreado porque se me ha ocurrido la infeliz idea de volver a comer en el compaund. Y ante la mierda de menú que tenían, decidí pedir a la carta. Algo fácil. Un filete a la pimienta, o como ponía en la carta, un "pepper steak". Cual es mi sorpresa que cuando me traen el plato me encuentro una piscina de salsa marrón en la que se está ahogando una suela de carne picada. A estas alturas uno ya está saturado de tanta incompetencia y de tanta morunez y les devuelvo el plato, no voy a pagar 50 riyales por un filete cuando me traen una suele de carne picada que puedo comer en la mierda del Kudu por 10 riyales.
Pero lo mas gracioso es que vienen los cachondos a darme explicaciones; que si han cogido la carne y la han pasado por la picadora para que se hiciera mejor.
Entonces me invade el alter ego de Hernán Cortés y con casco incluido les pregunto que si saben la diferencia entre filete y una hamburguesa, y que yo he pedido un filete y no una hamburguesa. En este momento me doy cuenta de que las conexiones neuronales de estos individuos empiezan a fallar y les saco de esta lobotomía autoinducida y les pido que me traigan un plato de spaghetti bolognesa, que estaban malísimos pero que al menos eran spaghetties.