Una cena íntima

Ayer nos fuimos todos los occidentales de la empresa a cenar a un restaurante italiano chulo de por aquí. En plan pijillo, un poco caro para la zona pero a precio mas o menos normales en España, unos 22 euros por barba, que no está nada mal. Como es un restaurante pijillo pues se acercan muchas "princesas" (vamos a llamar princesas por el pijerío, si son de los Al-Saud o no esa es otra historia)
y gente bien además de otros occidentales. Hay mamparas entre las mesas, pero son testimoniales y se pude ver perfectamente quién está comiendo en el salón. Vamos, cuasi cuasi accidental. Pero en esto llega una pareja Saudí con ella de negro completo de arriba abajo sin que se la viera nada de nada (parecía una singularidad). Se sientan a nuestro lado y el hombre pide que les pongan unos biombos, para que la mujer pueda descubrirse la boca y comer. Rápidamente los camareros les ponen unos biombos y les tapan completamente. Como buenos españoles que nos gusta lo prohibido, no ponemos a mirar por las rendijas de los biombos para constatar que efectivamente no hay nada que mirar.
Como los habían cerrado completamente al llegar los camareros con la comida tenían un pequeño problema logístico llamado "tengo que abrir el biombo con los pies". Y el biombo un pequeño problema con la gravedad, que es muy tozuda y se empeña que todas las cosas bajen. Así que de repente la pareja se vio descubierta ante todo el restaurante.
Estas son las cosas que pasan cuando se pretende ir de moderno con un ancla en la medicoridad de la historia y de las costumbres, y sino, que se hubieran ido a un restaurante mas preparado para sus costumbres y neuras, que los hay.